A fines de 2019 un nuevo golpe de estado moderno desplazaba a Evo Morales de la presidencia de Bolivia. Parte de la explicación de dicho acontecimiento estuvo vinculada al tratamiento del litio, que Bolivia había decidido tratar como recurso estratégico para agregar valor en el país. El largo año transcurrido desde aquel momento hasta noviembre de 2020 significó la persecución del Movimiento al Socialismo y un desmantelamiento de las políticas aplicadas por los gobiernos de Morales. Sin embargo, el regreso del MAS proyecta hacia 2020 una recuperación de las políticas redistributivas que pueden ser valiosas para Argentina.