En los últimos 30 años, la cúpula empresarial argentina experimentó fuertes transformaciones, con la extranjerización y la internacionalización como dos de los aspectos más relevantes. Desde mediados de la década del noventa hasta principios de los 2000, la presencia de firmas transnacionales creció considerablemente, gracias a la adquisición de firmas pertenecientes hasta entonces a grandes grupos empresarios locales. Al mismo tiempo, tuvo lugar un proceso de internacionalización de grupos económicos locales que, mediante inversiones directas, incrementaron su presencia en el exterior y se posicionaron como actores líderes a nivel mundial en sus respectivos mercados (Gaggero, 2015).