A principios del año 2020, Argentina se encontraba en un escenario complejo, marcado por una crisis de balanza de pagos a causa del sobreendeudamiento público, especialmente en moneda extranjera, iniciado cuatro años antes. Prácticamente, la deuda pública alcanzaba niveles insostenibles. Se había perdido el acceso a financiamiento en mercados internacionales, el Fondo Monetario Internacional había suspendido el último desembolso del acuerdo con el gobierno de Macri y el mercado local se hallaba básicamente cerrado desde agosto de 2019.